Cuando las amistades caducan y el amor se apaga, algo en nosotros fenece.
Nadie está preparado para la pérdida ni para el desprendimiento de un vínculo que, hasta no hace mucho, nos era significativo.
Nuestro cerebro está programado genéticamente para conectar con las personas. Es así como sobrevivimos, como aprendemos y como avanzamos a lo l...
Si te gusto esta noticia puede que te interesen estas..