Necesitamos gritos de batalla. En el deporte, en la guerra, en la vida. Sobre todo cuando vienen mal dadas. Y en esta hora de confusión quizás más. Porque no logramos entender lo que pasa. No conseguimos encontrarle la lógica. Las instituciones, lo más sólido de nuestras sociedades, parecen derretirse una tras otra mientras al fondo...
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