Para acercarse a alguien que está mal hace falta un mínimo de serenidad. Por instinto nos alejamos de aquellos que nos parecen tóxicos, pero también de los que tienen problemas, habitan márgenes, sufren enfermedades largas o están en fase de catástrofe vital. Cada vez toleramos menos los rollos ajenos empachados como estamos de los propios. ...
Si te gusto esta noticia puede que te interesen estas..