Hay pocas cosas que reconforten más que un abrazo. Porque estos gestos sanan, calman preocupaciones y apagan esos miedos que nos hacen vulnerables, extraños en nuestra propia identidad.
Nuestro cerebro, por curioso que resulte, está programado para conectar con las personas, para construir vínculos que nos garanticen el poder sobrevivir, valid...
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