Resulta que tenía un buen montón de hermanos y no me había enterado. Lo empecé a sospechar aquella tarde cuando después de la conversación nos despedimos. Yo no sé moldear piedra en canción ni lienzos en ventana hacia el sudeste pero llegué a saber, no me preguntes cómo, que por tu mano esas delicadezas me alcanzaban. Y también el profun...
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