Todas las emociones que no gestionas, si te fijas, terminan controlándote. Una palabra no dicha o un sentimiento no exteriorizado se convertirán, sin duda alguna, en una bomba de relojería.
Nadie nos enseña a gestionar de manera adecuada nuestras emociones. Lo que sí nos enseñan es a encubrir algunas, a guardarnos muchas y a expresar muy poc...
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