Apuntarse a clases de baile es una decisión que provoca sentimientos opuestos.
Por un lado, aparece el entusiasmo de realizar una actividad muy agradable, y que es saludable para el cuerpo y para el espíritu. No obstante, por otro, surge la vergüenza de presentarse el primer día.
No debe permitirse que el miedo al qué dirán impida participar ...
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