Las personas honestas disfrutan de una mejor calidad de vida, son más felices y afrontan los problemas de un modo más íntegro y valiente.
Esto es así por una razón muy sencilla: las personas honestas no son aquellas más inteligentes, ni las que saben siempre la verdad sobre las cosas: son perfiles con una firme coherencia entre lo que piensa...
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